El 9 de Noviembre de 1982 el Dr. Everett Koop subio a la tarima del Instituto de Psiquiatria Occidental de Pittsburgh y en un discurso apasionado se quejó del fracaso de la sociedad: “si de verdad nos importa la vida, si de verdad nos importa el futuro de la sociedad, tenemos que movilizarnos para hacer frente a las terribles consecuencias que los videojuegos podían causar a los jóvenes”. La idea saltó a la prensa y de ahí, a la política. En unos meses los videojuegos serían restringidos en Nueva York, Texas y hasta Florida. Indonesia los prohibió por considerarlos “inventos del diablo” y en UK, el diputado laborista George Foulkes propuso a las autoridades locales vetar la presencia de salones recreativos en las localidades, por (y cito literalmente: “exprimir dinero de la debilidad de miles de niños”). Este ambiente fue a más y provocó, junto a otras cosas, la mayor caída de la industria hasta el momento y el inicio del declive del icono Atari.
Por suerte, todo pasa. ¡Dejadme una moneda, porfa!